Carlos Andrés Castellanos recuerda hoy con 33
años de edad, cuando entro al <<mundo del vicio>> como él decidió
llamarle, a los 9 años. Influenciado por amigos, su padre y la adrenalina de ser muy joven y querer
experimentar, se sumergió en la marihuana, el bazuco, la cocaína, hasta perder
el control de su cuerpo, de su vida. En
vista de que su cuerpo le exigía consumir y no tenía recursos dio su siguiente paso:
robar.
Cansado de vivir en la miseria y sentir la frialdad
de su familia que después de años deja de insistir en su recuperación, asiste
voluntariamente y después de tener una
crisis en su salud, a un centro de rehabilitación. Lleva ya 2 meses, esta es la cuarta vez que sale a las
calles de Bogotá a vender escobas, traperos y recogedores que sus compañeros
realizan.
Castellanos invita a todos los jóvenes a ser más
responsable, a aprovechar las oportunidades y valorar a las personas que siempre
han estado y estarán ahí siempre: la familia.
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